Creciendo en movimiento con Kid’s Garden Gijón

Índice

Durante los tres primeros años de vida se producen grandes cambios en la vida de un niño, experimentando una gran evolución en todos los aspectos. Desde el lenguaje, el aspecto físico y la alimentación, hasta su manera de interactuar con el mundo que le rodea. También es el tiempo en el que se forjan las bases de sus futuros aprendizajes.  

En esta etapa, los niños descubren en su cuerpo y en el movimiento las principales vías para conectarse con el mundo y, de este modo, adquirir los primeros conocimientos sobre la realidad en la que crecen y se desarrollan. Además, las relaciones emocionales que establecen durante las actividades motrices, especialmente a través del juego, tendrán un papel fundamental en su crecimiento emocional.

Acompañando el desarrollo del niño

Familiarizarse con los hitos del desarrollo es crucial para acompañar a los niños en la adquisición de habilidades. Fomentar pequeñas rutinas contribuirá significativamente en este proceso. Uno de los aspectos fundamentales que marcará su desarrollo, especialmente a nivel motor, es el movimiento

Cada niño es único, y los tiempos para alcanzar las diferentes fases de desarrollo variarán. El entorno en el que el niño se desenvuelve, compuesto por sus padres, cuidadores, educadores y pediatra, será clave en el apoyo gradual de su evolución, prestando atención a cada avance.

Los hitos de desarrollo psicomotor se refieren a las metas que los niños deben alcanzar a diferentes edades, tanto en sus habilidades motoras como en su desarrollo intelectual.

Es fundamental que los padres entiendan que estos hitos son una guía orientativa. Cada niño sigue su propio ritmo de crecimiento, y lo esencial es brindarles apoyo y estímulo en su camino hacia el desarrollo óptimo.

Las principales hitos según el periodo de edad:

Edad Hito
1 mes Levanta la cabeza.
3 meses Se gira boca abajo.
6-7 meses Se mantiene sentado solo.
8 meses Inicia gateo, reconoce y muestra ansiedad ante extraños.
12 meses Se mantiene de pie con o sin ayuda, maneja entre 3 y 4 palabras.
15 meses Camina.
18 meses Reconoce algunas partes del cuerpo, sube escaleras, ayuda a vestirse.
24 meses Corre, sabe su nombre.
3 años No usa pañales, anda en triciclo, dibuja figuras humanas simples.

La importancia del movimiento desde el inicio

El movimiento es una necesidad básica del ser humano, especialmente en las primeras edades, cuando somos pequeños. 

A través del movimiento descubrimos, exploramos, aprendemos, practicamos y ensayamos; pero cuando el movimiento además se ve favorecido, querido y seguido por un adulto, se favorece de manera excelente y maravillosa el desarrollo total del niño, con especial mención la motricidad fina y gruesa. 

El movimiento es una necesidad esencial para los seres humanos, sobre todo durante las primeras etapas de la vida, en la infancia.

A través del movimiento, descubrimos, exploramos, aprendemos, practicamos y ensayamos; además, cuando el movimiento es alentado, apreciado y seguido por un adulto, se potencia excepcionalmente el desarrollo en el niño, con un énfasis especial en la motricidad fina y gruesa.

La motricidad fina

Desde el momento del nacimiento, como padres, podemos acompañar a nuestro hijo en su proceso de iniciarse en el movimiento, siempre adecuándose a su edad y manteniendo las medidas de seguridad necesarias. 

La madurez del sistema nervioso sigue un orden preestablecido y claro, aunque puede variar en cada niño. La motricidad gruesa suele desarrollarse primero, alrededor de los 4 meses de edad aparece la motricidad fina, que se perfeccionará con el paso de los años. A esa edad, el bebé descubre sus manos, las mueve, las observa y comienza a intentar coger objetos y manipular su entorno.

La psicomotricidad está influenciada por factores como la genética, la maduración y la experiencia. Entre los primeros hitos en el desarrollo psicomotor de los niños está el descubrimiento de sus manos; a este le siguen otros logros como dar palmadas a los siete meses, a partir de los ocho meses podrán construir torres con piezas o pasarse objetos de una mano a otra, y al cumplir un año podrán tocar el tambor. A los 2 años, empiezan a llevar a cabo actividades más complejas, como abrochar botones o elaborar collares. La motricidad fina desempeña un papel crucial en la capacidad de escribir.

Es importante comprender que el desarrollo de la motricidad fina no debe ser forzado. Debe tenerse en cuenta el nivel de madurez del niño. Si observamos que no muestra interés y se resiste, es preferible dejar las actividades para otra ocasión. En lugar de presionar, es beneficioso mostrar siempre afecto y estimularle para participar en otro momento.

Además, resulta esencial verbalizar todos los ejercicios que realicemos con el niño. Repetir las actividades a medida que crece es crucial para consolidar lo que va aprendiendo,para que interiorice lo que va aprendiendo.

La motricidad gruesa

La motricidad gruesa abarca los grandes grupos musculares, es la que permite realizar movimientos generales grandes, como levantar un brazo o mover una pierna. Estos son los primeros músculos que los bebés comienzan a utilizar por sí mismos, pero nosotros podemos facilitar el aprendizaje y hacer que los inicios sean más sencillos

Una de las primeras señales de que el bebé está desarrollando correctamente su motricidad gruesa es cuando logra sostener su cabeza por sí solo. A partir de ese momento, comenzará a realizar cambios de posición y a utilizar su cuerpo de manera más coordinada y conjunta.

Las siguientes metas para el bebé serán la postura, la movilidad y el equilibrio. Este progreso dependerá del ritmo de maduración del sistema nervioso del niño. Aunque cada bebé es único y los ritmos de evolución pueden variar, contará entre sus siguientes hitos el control de la cabeza, sentarse, gatear y caminar.

La mejor manera de estimular a los niños es introducirlos gradualmente en ejercicios que desarrollen habilidades específicas, haciéndolo como si fuera parte de un juego, de forma divertida tanto para ellos como para nosotros. Podemos realizar actividades para fortalecer el cuello y la espalda, favorecer el volteo, ayudarles a mantenerse sentados o parados con apoyo, entre otras.

Algunas actividades que favorecen la motricidad gruesa son:

  • Fomentar la observación y exploración a través de un espejo. Al colocar al bebé frente a un espejo, le permitiremos observarse a sí mismo e incluso podría estirar sus brazos para tocarse.
  • Desarrollar equilibrio y fuerza. Sosteniendo al recién nacido por el pecho, podemos subirlo y bajarlo mientras le hablamos, lo que contribuirá al desarrollo de su equilibrio y fuerza.
  • Fomentar el giro sobre sí mismo. Para ayudarlo a girar, podemos tomar al bebé por debajo de la rodilla, doblar su pierna y cruzarla sobre la otra. Es importante no asistir en el giro completo, dejando que él mismo termine el volteo.
  • Estimular el giro boca arriba. Colocándolo boca arriba, podemos ofrecerle juguetes o elementos que hagan sonidos desde uno de los lados, para que él intente girar por sí mismo. Es importante repetir el estímulo desde el lado contrario para promover el desarrollo de ambos lados.
  • Para que se quede sentado por sí mismo, podemos colocar al bebé en una superficie antideslizante con las piernas extendidas y algo separadas, le proporcionamos un cojín como respaldo. En esta postura, le ofrecemos objetos atractivos para entretenerlo y mantenerlo sentado por más tiempo. Progresivamente, aumentaremos los tiempos en esta posición.
  • Una vez que el bebé pueda levantarse por sí solo, le permitimos sostenerse de muebles o objetos de su altura (asegurándonos de que sean seguros y consistentes para apoyarse). Esto contribuirá a que desarrolle su habilidad para mantenerse de pie.

Juegos para desarrollar la motricidad gruesa

Los juegos populares desempeñan un papel fundamental en la crianza y desarrollo de nuestros hijos. A menudo, no somos conscientes de su gran utilidad para promover el desarrollo de habilidades motoras.

  • El juego de palmas-palmitas
  • Recoger cosas del suelo
  • Coger un objeto estirándose
  • Hacer rodar una pelota
  • Golpear un balón con los pies

Desde el nacimiento hasta los dos años de edad, es importante fomentar juegos con el bebé que le ayuden a progresar y favorezcan su maduración, promoviendo su autonomía e independencia.

Comparte esta noticia:

Noticias relacionadas